miércoles, 24 de enero de 2018


Desde Linás de Marcuello 
al castillo de Marcuello y
mirador de los Buitres



Sábado, 20 de enero
















Antes de llegar a nuestro destino, nos acercamos al interesante castillo de La Ballesta a través de carreteras locales (y sin equivocarnos), que desde Zuera, pasando por La Paúl y Puendeluna, llevan hasta Ardisa, lugar al que pertenece. Conocido como “Bellestar”, se encuentra al lado derecho del amplio meandro que describe el río Gállego, aguas abajo de la presa de Ardisa. Su situación estratégica (s. XI) controlaba el cruce de caminos que seguían el curso de río y el que comunicaba Luna y Ejea con Huesca, todavía musulmanas. 













A la torre original la envuelve una construcción tardogótica (s. XV) que oculta parte de aquella. El recinto es de planta cuadrada, al igual que su torre. Se observan numerosas aspilleras tanto en sus muros como en la torre. Conserva el remate almenado y restos de la muralla rebajada que lo rodea. De propiedad particular, tiene la consideración de Bien de Interés Cultural. La próxima vez intentaremos visitar el interior.
















Café rápido en Ayerbe; los lamineros no se resisten a comprar tortas. Nos dirigimos a Linás de Marcuello, entre campos de cereal, olivo y almendro. Sus viviendas se sitúan al lado de una calle que serpentea en sentido ascendente: la calle Baja y la calle Alta. El edificio de la escuela y la casa de la maestra, que ha sido convertido en un centro museístico dedicado a la escuela rural. Dejando atrás la calle Alta, parte la vieja senda que lleva al castillo de Marcuello.










El emplazamiento de Marcuello es magnífico, superando a Loarre en las imponentes vistas que desde allí se divisan. Del conjunto quedan las ruinas del castillo y dos iglesias románicas. El castillo, obra del siglo XI, conserva el muro de una gran torre del homenaje de buena sillería, con cuatro pisos de altura y aspilleras para la defensa y los restos del recinto amurallado obra de mampostería. Su perfil se distingue desde lejos y forma una imagen muy sugerente. La verdad es que no sería costoso consolidar estos históricos restos.














Al lado está la antigua iglesia parroquial, hoy ermita de la Virgen de Marcuello; esta conserva el ábside románico y la cripta, además de la torre y el edificio de ermitaño del s. XVII. Más alejada está la segunda iglesia románica, dedicada a san Miguel. El lugar estuvo habitado hasta el siglo XV, cuando sus vecinos bajaron a Linás y Sarsamarcuello. El fuerte cierzo alejó las nubes que traían lluvia, pero hizo imposible una visita detallada del recinto. Comida rápida y a resguardo. No hubo siesta.















Foto de grupo para el recuerdo. Desde la ermita de san Miguel seguimos la pista hasta el mirador de los Buitres. El romero está en todo su esplendor. El monte se va recuperando del devastador incendio que en 2001 arrasó gran parte del entorno, desde Riglos hasta Linás. El mirador se encuentra en la cresta de los acantilados de ‘os Fils’ (los Hilos) A pesar del viento, disfrutamos de las espectaculares vistas de los mallos de Riglos. Aunque el día está despejado y las nubes se han retirado, las aves que nos podríamos encontrar como el buitre, el alimoche o el milano, parece ser que lo dejaron para otro día menos ventoso. Bueno, algún buitre se animó… Peña Rueda y los mallos de Agüero a lo lejos.


























Regresamos por el sendero que recorre las sorprendentes formaciones de ‘os Fils’, curiosas esructuras laminadas que están formadas por el mismo tipo de conglomerados que los mallos de Riglos. La senda recorre el macizo al borde de sus verticales acantilados. Pasamos junto al mirador del Tornillo; más adelante, bajo nuestros pies, el singular mallo Tornillito o falso Tornillo, que debe su nombre a su forma cilíndrica constituida por losas de piedra apiladas una sobre otra. En las laderas, blancas ramas desnudas, son testigo del arrasador incendio. Fotos. Llegamos al mirador de ‘os Fils’. A pesar de la amenaza de lluvia, el sitio invita al reposo y a la mirada sosegada. El sol del atardecer magnifica el paisaje de la Hoya.












El descenso a Linás se hace rápido. Recorremos la calle Baja hasta la antigua escuela. Una mujer sale de su casa y camina rápido. R. le espeta “vaya viento que hace en este pueblo, podrían haber cerrado la puerta”, a lo que la mujer, rápida al quite, le contestó: “Pues tendrían que haber cerrado ustedes la puerta del castillo”. Nos acercamos a Loarre. Café, roscón (¡amigo, porfa, repítelo!), charradica, y ‘ta casa’.  







Fotos de Gorka, Mariano, HortensiaJ,
CarmenT, Maite, Josemari












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